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DENUNCIA AL JUEZ FEDERAL ALEJANDRO CABALLERO

POR: Marco del Toro Carazo

Viernes 31 de marzo de 2017

Hace unos días acudí a un gran evento como expositor, llamado Fiscalística. Una de las preguntas que se me hizo iba encaminada a obtener mi opinión sobre denunciar a un abogado hacendario. Mi respuesta fue, que todos somos colegas y denunciar a un abogado servidor público no debe ser la vía, salvo que se trate de una conducta abiertamente delictiva e ilegal. Vamos, no hacerlo salvo que en verdad lo amerite.

Pues bien, hoy fui instruido por la Maestra Gordillo (y yo coincidí plenamente), en que no podíamos más que denunciar a este par de sujetos que ostentan cargos jurisdiccionales.

Narrar lo que han hecho en el proceso que se sigue en el Juzgado Sexto de Distrito de Procesos Penales Federales, es contarles una historia que parecería de ese México de los 60s, o quizá peor.

En mi primer audiencia de interrogatorio, nunca olvidaré que formulé una primer pregunta y el Juez la reprobó diciendo que yo ya había promovido amparo indirecto contra el auto de formal prisión, por lo que la interrogante no podía hacerse. Pensé que era una broma, pero no. Desde entonces, el Secretario le susurra al juez qué hacer y éste sigue a pie de juntilla sus instrucciones.

Desde entonces y hasta hoy nos hemos visto obligados a presentar más de cien apelaciones contra las decisiones más absurdas e ilegales.

Ejemplos sobran. En una audiencia a diverso defensor le impidió tener comunicación con sus defendidos y, ante su insistencia, pidió fuerza pública para removerlo.

En otra, me impidió comunicarme con la maestra Gordillo y mis otros dos defendidos. Lo hice constar y me negué a seguir con la diligencia en condiciones de ese orden, de ese tamaño de absurdo. Apelamos y obtuvimos resolución favorable, pero cada ocasión dilata el proceso.

Ha permitido que se difieran decenas de audiencias con excusas de enfermedades inexistentes, frivolidades que curiosamente surgen el mismo día de las diligencias.

Un caso patético ha sido el del testigo Juan Díaz de la Torre, a quién el Juez y Secretario han hecho lo imposible porque no se le interrogue. De hecho, dicho testigo ha alegado nexos de amistad, se ha amparado, en fin se ha valido de todo tipo de argucias. Lo cierto, es que finalmente ya no le queda más que asistir. Pero, el Juez que lo apercibió de arresto, a su siguiente falta se lo bajó a multa. Como el cangrejo…

Hay constancias de audiencias en las que se encuentra alcoholizado. En esa ocasión, no quise revelarlo ya que me pareció atacar un Poder Judicial en el que creo y respeto. Lo que sí hice fue de inmediato reportar el hecho al Consejo de la Judicatura para que enviaran ese mismo día a a alguien para verificar lo ocurrido. ¿Saben qué hicieron? Nada.

De hecho hay excelente personal en ese juzgado que sabe lo que pasa y lo desaprueba. Personal con la calidad a la que nos tiene acostumbrado el Poder Judicial Federal. De ahí, obtuve constancia de que las borracheras son comunes e incluso los policías que custodian el inmueble así lo han reportado. Pude saber, que se reciben cantidades de dinero que un sujeto que sabe a quién me refiero y será la autoridad la que los verifique, deposita a su madre y esposa. Cantidades ilegales, claro está. Todo ello habrá de investigarse.

Me enteré de la cantidad de anomalías de ese juzgado, en el que hay personal honorable y muy capaz que no se explican cómo siguen ahí Caballero y Bernal.

Hay testimonios y una prueba que pronto les referiré -que pone al desnudo este manejo ilegal permanente-, en el que sé de otros abogados a los que se les han hecho exigencias fuera de ética y en el que se han presionado a procesados de manera indebida y vil.


Hoy, por enésima ocasión fue convocada audiencia para interrogar a Juan Díaz de la Torre. De pronto con el cinismo que le caracteriza, Bernal anunció que ese mismo día (como ya han pasado en innumerables ocasiones respecto de peritos oficiales y otros testigos), se recibió un escrito del “defensor” de Nora Guadalupe Ugarte (testigo protegido), en el que afirma que hoy se enfermó y no podía asistir. Él, Bernal, se dice protegido por altos funcionarios del Ejecutivo. Lo dudo.

Lo inconcebible es lo siguiente: Dicha procesada y su defensor pidieron separación de autos respecto del de la maestra Gordillo. El Juez Caballero y su “gurú” Bernal (quien por cierto no aprobó siquiera para ser considerado como posible futuro Juez), resolvieron favorablemente. Luego, ya NO es parte del proceso y su inasistencia es irrelevante; tan irrelevante como la de cualquier otra persona que no es parte en el mismo. Entonces, ¿cómo podría diferirse una audiencia por no estar presente un abogado que no representa a NADIE en el proceso?

Vamos, esta situación es de un nivel de desfachatez, que ese abogado ausente y su defendida Nora Guadalupe pidieron (y se acordó favorablemente), el cierre de la instrucción. Para ello, manifestaron NO tener más pruebas.

En mi papel de defensor yo apelé los autos de cierre de instrucción y separación de autos de Nora Guadalupe. Lo hice ya que como testigo protegido es obvio que quiere ser sentenciada, a pesar de no mediar conductas típicas. Sin embargo, esas apelaciones NO tienen efecto suspensivo, por lo que mientras no se resuelvan, siguen vigentes las resoluciones de cierre de instrucción y separación de autos.

Para rematar, Caballero dictó acuerdo previo en el que apercibió a todo defensor (suponiendo que el de Nora Guadalupe lo fuera, que como ya expuse no lo es en el proceso que nos ocupa dada la separación de autos), de que en caso de inasistencia sería suplido por el defensor de oficio.

No obstante todo lo anterior, se difiere la audiencia de manera ilegal y sin citar un solo fundamento jurídico, como tantas arbitrariedades propias de un proceso plagado de situaciones como las referidas que serán incorporadas en la denuncia penal respectiva.

Para finalizar, no puedo dejar de describirles la extrañeza que me causó el ver a Bernal expulsando del inmueble que alberga todos los juzgados federales del Reclusorio Oriente a un periodista. 
Es por eso que vamos a denunciar a estos sujetos…

Es un deber ético hacerlo. Ser omiso implica tolerar y dar un mal ejemplo a las futuras generaciones. Hay que tener las agallas para erradicar esos males de nuestro sistema de impartición de justica.

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